19.11.10

Rodolfo Gálvez Monsalve, Subcampeón Mundial de Bochas

Un chileno con pasión italiana

En septiembre este representante de Sportiva Italiana obtuvo el Subcampeonato Mundial de Bochas, disputado en Roma, Italia. Ya de regreso en nuestro país, el bochófilo hace un recuento de lo que ha sido su carrera y ya se prepara para el mundial del próximo año.

 



Por Matías Seccatore M.
Fotos Vernon Villanueva B.



Rodolfo Samuel Gálvez Monsalve (34), es un tipo sencillo. Eso es lo primero que podemos notar de este joven deportista, que lleva veinticuatro años practicando las bochas. Un deporte de fuerte tradición italiana, pero donde este chileno se ha logrado situar por casi una década dentro de los mejores exponentes del país.


“Es como jugar al pool, pero con la mano. A veces, en la orilla, hay un pequeño peralte, una subidita, para que vaya para un lado y luego al otro”. Así describe Rodolfo esta disciplina, que no es nada fácil, pues requiere mucha destreza en cuanto a precisión, fuerza y tiro. Un deporte que ha encaminado a este bochófilo de la Societá Sportiva Italiana de Valparaíso a recorrer el mundo representando a Chile desde los catorce años. Además, le ha merecido reconocimientos del Círculo de Periodistas Deportivos de Chile y de los Premios MDA.

¿Cómo te iniciaste en las bochas?

Para empezar, este deporte es de italianos, y yo no tengo nada de sangre tana. Cuando tenía diez años, nuestra familia se cambió de casa a San Miguel en Santiago. Dos años antes, la Federación Chilena de Bochas arrendó un terreno cerca de nuestro hogar y construyó dieciocho canchas. Un día que iba de regreso a mi casa, vimos banderas y escuchamos mucha música. Fuimos a mirar y nos dimos cuenta de que se estaba jugando un campeonato nacional. Un señor me preguntó si quería aprender. Desde ese entonces me puse a tirar y a practicar bastante.

Pero como todo niño de diez años, me imagino que preferías el fútbol…

En realidad, yo era bueno para todos los deportes. Practicaba atletismo, ajedrez, fútbol, lo que fuera. Entonces jugábamos, y como éramos niños, no teníamos mucha noción de lo que hacíamos. Pero la primera vez que entramos a un campeonato, llegamos a la final. Participamos en muchos torneos, tanto de Santiago como de Viña y lo más meritorio es que era un club de barrio, por llamarlo de alguna manera. Rompía la tradición que en la capital tenían el Estadio Croata o el Stadio Italiano, por mencionar algunos.

¿Esos buenos resultados, te motivaron a seguir jugando bochas?

Claro que sí. Un año después de que empecé fui a mi primer campeonato nacional que se jugó en Arica. Eso me llamó mucho la atención, pues viajamos en avión y era la primera vez que iba a una ciudad tan lejos. Eso me motivó a seguir entrenando y me cambié al Club Humanitario, que está en Vicuña Mackenna. Ahí vieron que tenía algo de talento y empecé a entrenar con más fuerzas, hasta que fui a mi primer Campeonato Mundial Adulto en Lugano, Suiza.

Bastante joven para ir a un mundial adulto…

Sólo tenía catorce años y era el más chico de la selección. No jugué mucho, pero tuve buenas actuaciones y muy buenos comentarios de la gente que estaba en el mundial. Yo siempre he sido hijo el rigor, pero el entrenador de esa selección no me tenía mucha fe. De hecho, no quedé en la primera nómina, pero al final sí pude viajar. Salimos undécimos y en lo personal, creo que mi participación estuvo por sobre las expectativas que estaban puestas en mí. Recibí muchas felicitaciones en cuanto a mi manera de jugar y eso me estimuló a seguir adelante con lo que ya era mi pasión. Después de ese mundial, el Stadio Italiano de Las Condes me reclutó en sus filas.

¿Y cómo financiabas tus entrenamientos a tan corta edad, considerando que tenías que trasladarte de San Miguel a las Condes?

Por suerte, la misma gente de la rama de bochas se encargó de pagar las mensualidades, lo que me facilitó las cosas. Además, pude entrenar con amigos que había hecho en este deporte. Así me mantuve cerca de dos años y medio, hasta que me dijeron que ya no me podían seguir pagando las cuotas del club y me quedé cerca de un año sin jugar.

¿Qué hiciste durante ese tiempo?

Terminar de estudiar, pero siempre con las ganas de volver a las bochas. En el Club Humanitario, donde ya había estado, se organizó un campeonato y decidí ir a ver un rato. Me vieron antiguos dirigentes, que sabían que no estaba jugando, y me invitaron a volver al club, lo que me dio mucha alegría, pues este deporte de verdad es mi pasión. Me entusiasma tanto como si de verdad fuera un italiano.

CAMINO AL ÉXITO

¿Cómo llegaste a la Sportiva Italiana de Valparaíso?

En 2004 Ulises Gnecco, que era presidente del club, me ofreció representarlos. Yo ya estaba destacando a nivel nacional y eso había creado algo de envidia en el club donde me encontraba. A algunos de sus socios les molestaba que un no descendiente de italianos, estuviera tan bien posicionado en este deporte. De hecho, en 2001 fui elegido como el mejor en bochas por el Círculo de Periodistas Deportivos en Chile.

Ya en Sportiva Italiana, te mantuviste siempre entre los mejores de Chile…

Por suerte, gracias al apoyo del señor Gnecco, he podido participar de campeonatos y me he entrenado de manera constante. Incluso, en los últimos cuatro años, he sido distinguido como el mejor en los Premios MDA (Mejor del Año), que lo eligen los propios bochófilos.


“He sido nombrado como el mejor deportista en la historia, no sólo de bochas, sino de todas las ramas de Sportiva Italiana”.

¿Cómo ha sido la experiencia de estar en Sportiva Italiana?

Nunca pensé que la relación iba a ser tan buena. Y no es que quiera que se me infle el pecho, pero en el mismo club he sido nombrado como el mejor deportista en la historia, no sólo de bochas, sino de todas las ramas de Sportiva Italiana. Me tienen catalogado como una suerte de ícono y en su página de Facebook aparezco en la foto de perfil.

¿De qué manera te preparaste para el mundial de Roma de este año?

Empecé a entrenar en marzo. La modalidad en la que participé no se practica habitualmente en Chile, por lo que ir a un mundial, competir de igual a igual y obtener un segundo lugar, fue algo más que meritorio. Los que son entendidos en este deporte, y que pudieron ver el partido por la señal de Internet, me han dado muy buenos comentarios. Incluso allá, los comentaristas de la RAI quedaron encantados con mi desempeño.

¿Te esperabas el subcampeonato en este mundial?

La verdad es que sí, ya que mi objetivo era estar entre los tres primeros. Yo conocía en qué nivel me encontraba para la competencia individual, pues también se juega en dobles y tríos. Me tocó un cuadro más accesible y debía medirme con el seleccionado italiano, que era el más fuerte del mundial. Perdí 15-6 con él, una diferencia larga en el marcador, pero que en el desarrollo del partido no fue tanta. El italiano fue más efectivo que yo, nada más. Después me tocó con Paraguay, Estados Unidos, República Checa, en semifinales con Francia, y en la final contra Austria. Fue emocionante. Caí 15-13, ya que en la última mano no tuve la calma para poner la primera bocha en buena posición y el austriaco sí lo hizo. Me la tuve que jugar muy al límite y me encontraba en desventaja. Hice mis tiros, pero a él le quedaban sus tres bochas, por lo que con el primer tiro que realizó, me ganó el punto y perdí la final.

¿Este resultado te motiva a buscar el título en el próximo mundial?

Claro que sí. El próximo año es en Francia, y con esta experiencia espero poder, al menos, repetir lo hecho en Roma.

MIRANDO AL FUTURO

¿Cómo te has sentido con el reconocimiento que te ha dado la prensa con este subcampeonato mundial?

Bastante sorprendido, pues, en verdad, no me lo esperaba. Me lo he tratado de tomar con calma, sin que los humos se me suban a la cabeza, de mantener mi sencillez. Ojalá este resultado incentive a otras personas a practicar más deporte, no sólo bochas, sino cualquier otra disciplina. Pero falta apoyo del Estado, ya que los recursos son escasos y, generalmente, se gastan en cualquier cosa.

¿Qué tipo de apoyo tienes para poder desarrollarte en este deporte?

El apoyo por parte de la federación, es que no tengas gastos. Después del mundial, me dieron un premio en dólares. Pero imagínate que otras federaciones no aportan nada, y son los propios deportistas los que tienen que financiarse sus entrenamientos y viajes a mundiales. Lo que sí tengo de manera constante es el apoyo de Sportiva Italiana, para poder entrenar y competir tranquilo.

¿Y cómo es en Europa?

En Italia son profesionales, también en Croacia y Austria. Aquí en Sudamérica, los brasileños reciben un fuerte apoyo económico y en Perú también les pagan por jugar.


“Lamentablemente, en Chile no hay mucha competencia, y en Santiago hay sólo un torneo al año. Por eso es más entretenido ir a Viña del Mar y Valparaíso en los meses de verano, pues hay muchos más campeonatos”.

¿Cómo crees que está el nivel de este deporte con respecto a las grandes potencias?

Lamentablemente, en Chile no hay mucha competencia, y en Santiago hay sólo un torneo al año. Por eso es más entretenido ir a Viña del Mar y Valparaíso en los meses de verano, pues hay muchos más campeonatos. Sin embargo, como hay poca competencia, no se puede mejorar mucho el nivel, y es difícil ir a jugar con otros bochófilos de las grandes potencias, pero el talento existe.

¿A quién le agradecerías este subcampeonato que obtuviste en Roma?

A mi abuelo, Samuel Monsalve, que falleció hace poco y que fue como un papá para mí. A mi compañera en este momento, Itala Corbano. A Luigi Monteverde y Giancarlo Barbano, que me ayudaron en mi entrenamiento, desde marzo, para este mundial. Y, por supuesto, a Ulises Gnecco, que durante años me ha dado su apoyo y me ha permitido seguir jugando a las bochas.

FUENTE: REVISTA TELL (LINK: ENTRAR ACÁ)

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